La Albufera es uno de esos lugares mágicos en los que los atardeceres se tiñen de malvas, naranjas y azules color casi todos los días. Las aves, inseparables del paisaje del lago y la marjal, ponen un contrapunto animado a los dorados reflejos del sol de poniente sobre el agua.
El pasado domingo, tras un fuerte aguacero sobre el litoral, un grupo de jóvenes Flamencos se alimentaba en el Estany de Pujol, una pequeña laguna de origen artificial perteneciente al Parque Natural de la Albufera donde estas aves encuentra refugio y alimento en algunas épocas dela ño